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ATENEO “EL INCONCIENTE EN RELACIÓN A LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS Y EL JUEGO”

“La creación poética, como el sueño diurno, es continuación y sustituto de los antiguos juegos del niño”

S. Freud

La intención de este Ateneo será dar cuenta de la relación que se establece entre el Sueño y el Juego en cuanto al Inconciente.

Cabe preguntarse ¿Qué pasa con el sueño? ¿Y con el juego? ¿Y la labor del analista? ¿Cómo aborda el inconsciente desde ambos aspectos?

La propuesta de realizar esta presentación resulto un desafío, que con tropiezos y aciertos logró quedar plasmado en estas páginas para abrir un espacio de escucha, reflexión y finalmente, de aprendizaje…

Para el psicoanálisis, la interpretación de los sueños es una herramienta poderosa en la exploración del inconsciente. En palabras de Freud: «La vía regia hacia el inconsciente».

Entendiendo por inconsciente a la instancia psíquica constituida por contenidos reprimidos, a los que ha sido rehusado el acceso al sistema preconsciente - consciente por acción de la represión.

Puesto que el psicoanálisis es sobre todo una teoría sobre el inconsciente y una terapia basada en el análisis e interpretación de sus formaciones (sueños, lapsus, actos fallidos, síntomas) a través de la asociación libre y en una determinada situación analítica (la relación transferencial entre analista y analizando), la interpretación de los sueños forma parte esencial de la técnica de tratamiento psicoanalítico.

Por mucho tiempo se habría cometido el error de confundir a los sueños con sus contenidos manifiestos y ahora advertía del peligro, igualmente erróneo, de confundirlos con sus contenidos latentes.

En psicoanálisis lo esencial del sueño es lo que Freud llamó «el trabajo del sueño», es decir, aquél conjunto de mecanismos y operaciones que el aparato psíquico realiza para traducir los pensamientos oníricos latentes en simbolización onírica manifiesta. Este trabajo, no tendría nada de creativo sino que sería más bien una suerte de traducción y enmascaramiento que ocurre principalmente a través de varios mecanismos que Freud describió como:

  • Condensación: Uno de los modos esenciales del funcionamiento de los procesos inconscientes; una representación única representa por si sola varias cadenas asociativas, en la intersección de las cuales se encuentra.

En palabras de Freud, mediante el proceso de condensación una representación puede tomar sobre si la investidura íntegra de muchas otras representaciones.

  • Desplazamiento: Una representación puede entregar todo el monto de su investidura a otra representación originalmente poco intensa, aunque ligada a la primera por una cadena asociativa.

  • Elaboración secundaria: Recomposición del sueño destinada a presentarlo en forma de un guión relativamente coherente y comprensible.

El sueño puede ser entendido como la suma de las impresiones sensoriales sobrevenidas durante el dormir, y que proceden de las diversas fuentes:

  1. Excitación sensorial exterior (objetiva).

  2. Excitación sensorial interior (subjetiva).

  3. Estímulo corporal interno (orgánico).

  4. Estímulo puramente psíquico.

Dichas impresiones despiertan primero en el alma una cantidad de representaciones que se enlazan entre sí siguiendo las leyes de asociación, y a su vez evocan, de acuerdo con esas mismas leyes, una nueva serie de representaciones (imágenes).

La interpretación de un sueño, mas que deshacer lo que el trabajo del sueño ha realizado, consistirá en descubrir y analizar ese trabajo y sus operaciones.

Esto es posible tras un análisis de su contenido manifiesto (los contenidos que recuerda el soñante y relata al analista) que conduzca a descubrir los contenidos latentes (inconscientes) de un sueño.

La interpretación, por lo tanto, no opera sobre los símbolos del sueño, sino sobre las asociaciones que el paciente hace a partir de lo que recuerda de su sueño.

El ejercicio interpretativo consiste en develar o desenmascarar las mociones de deseo que se encontraban ocultas tras los contenidos manifiestos, pero es una tarea que para el psicoanálisis sólo cobra sentido en conjunto con las asociaciones del soñante y en el contexto de la transferencia.

Debido a que la principal función del sueño sería la satisfacción (sustituta) de deseos inconscientes y toda formación onírica estaría encaminada hacia ese fin, la tarea de descifrar e interpretar un sueño persigue la meta de hacer que aparezca el deseo inconsciente.

Freud expresa que todo sueño es siempre un Cumplimiento de Deseo.

Incluso aquellos sueños que en principio no aparentan serlo, después de un trabajo de interpretación completo, se dan a conocer como un cumplimiento de deseo.

Así como la interpretación de los sueños representa una herramienta técnica esencial que posibilita el acceso a los contenidos inconscientes, el olvido de los sueños sería una forma de resistencia del analizando contra la develación de su inconsciente frente al analista, en particular, de su vida pulsional y las mociones de deseo. El olvido sería entonces interpretable como resistencia.

Entendiendo que los sueños son cumplimiento (disfrazados) de un deseo (sofocado, reprimido), éste aparece como producto de la desfiguración onírica. Ésta es aquello que nos hace parecer ajeno e incomprensible el sueño. Omisión, modificación, reagrupamiento del material son, por lo tanto, los efectos de la censura onírica y los medios de la desfiguración del sueño.

Donde quiera que haya lagunas dentro del sueño manifiesto la censura onírica es la culpable. Tendríamos que reconocer una manifestación de la censura toda vez que un elemento onírico es recordado de manera particularmente débil, imprecisa y dudosa.

El sueño como recuerdo conciente, logra vencer las objeciones que la censura haga al devenir conciente aunque imponiéndole las modificaciones que juzgara convenientes para su reclutamiento en la conciencia.

Según Lemoine la incoherencia de las imágenes oníricas es el único carácter esencial del sueño. El sueño es inconexo, no le repugna unir las contradicciones más ásperas, admite cosas imposibles, desecha el saber de que nos preciamos durante el día. Nos muestra embotados en lo ético y lo moral.

Peculiaridades del sueño

  1. Recordamos bien que soñamos eso pero no haberlo vivenciado. En el sueño supimos y recordamos algo que se sustraía de nuestra capacidad de recuerdo.

  2. La vida infantil es una de las fuentes de donde el sueño recibe un material que no es recordado ni utilizado en la actividad de pensamiento de la vigilia.

  3. Selección del material reproducido: no se atribuye valor solamente como en la vigilia a lo más significativo sino también a lo más indiferente, a lo más insignificante del recuerdo.

A través de la interpretación del sueño apuntamos a indicar su sentido, descifrar el contenido latente que suponemos de todo contenido manifiesto de lo soñado. Todos los sueños de una misma noche pertenecen por su contenido a una totalidad; su división en varios fragmentos, el modo en que se agrupan y su número, todo eso reboza de sentido y puede considerarse parte de la comunicación que proviene de los pensamientos oníricos latentes.

En el trabajo de la interpretación de sueños no debemos olvidar que aquellos sueños que constan de varios fragmentos principales expresan, en un material diferente, mociones idénticas.

A través de la interpretación de los fragmentos, mediante asociaciones libres que el paciente realiza sobre los fragmentos marcados se busca deslindar y descubrir el significado latente y el cumplimiento de deseo puesto en juego.

La labor del analista es presentar el sueño en fragmentos al paciente, que ofrecerá para cada trozo una serie de ocurrencias que pueden definirse como los segundos pensamientos de ese sueño.

El SUEÑO Y SU RELACIÓN CON EL JUEGO

La actividad lúdica es la forma de expresión propia del niño, así como el lenguaje oral lo es del adulto. Se trata entonces de instrumentar sus posibilidades comunicacionales con el fin de conceptualizar luego la realidad que nos presenta.

El juego es una forma de expresión de la capacidad simbólica y la vía de acceso a las fantasías inconscientes.

El niño logra mediante el juego la emergencia de estas fantasías a través de objetos suficientemente alejados del conflicto primitivo y que cumplen el rol de mediatizadores: apela a sus posibilidades de elaboración secundaria para expresar la fantasía.

Según Alicia Fernández, el jugar nos permite hacer la experiencia de tomar la realidad del objeto para transformarla o, lo que es lo mismo, de transformar la realidad aceptando los límites que nos impone.

Para Melanie Klein, pionera en utilizar al juego como técnica psicoanalítica, el juego es la vía regia al inconciente, como los sueños en los adultos.

El juego es el lenguaje típico del niño. Cuando falta la palabra el juego lo expresa todo y, aunque la palabra ya haya sido incorporada, el lenguaje lúdico es más expresivo que el verbal o, en todo caso, su complemento infaltable.

Es así, que en ese espacio se les debe permitir que comuniquen una sucesión de ideas, pensamientos, impulsos, sensaciones, que parecen no tener relación entre sí. Es decir, que el analista, al igual que en el trabajo de interpretación de sueños en el adulto, podrá reconocer y señalar la vinculación (o varias vinculaciones) entre los distintos componentes del material de libre asociación.

No todo el material recogido en una hora de juego es tomado exclusivamente como expresión de fantasías inconcientes así como, no todo material de un sueño de un paciente adulto es interpretado.

Quedan así establecidas algunas de las relaciones existentes entre el jugar del niño y el soñar del adulto. Ambas escenas posicionan al analista en la interpretación y la búsqueda del contenido latente, a través de un método de asociaciones y vinculaciones que realiza el paciente niño/adulto.

A modo de cierre queremos compartir con ustedes la siguiente frase y conclusión: “El soñante es un actor que juega a voluntad los papeles de locos y sabios, de verdugos y víctimas, de enanos y gigantes, de demonios y ángeles”

BIBLIOGRAFIA

  • Sigmund Freud, Obras Completas. La Interpretación de los sueños (Primera Parte) (1900) – Buenos Aires: Amorrortu 2010.

  • Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis, Diccionario del Psicoanálisis – Buenos Aires: Paídos.

  • Maria L. Siquier de Ocampo y otros, Las técnicas Proyectivas y el proceso psicodiagnóstico – Buenos Aires: Nueva Visión.

  • D. W. Winnicott, Realidad y Juego. España: Gedisa.

  • Alicia Fernández, Poner en juego el saber. Buenos Aires: Nueva Visión.

  • Sigmund Freud, obras completas. Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre metapsicología y otras obras. 1957. Amorrortu.

  • Esther, María; Arzeno, García. Nuevas aportaciones al psicodiagnóstico clínico. Buenos Aires. Ediciones Nueva Visión. 1993.

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