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Presentación de un Método

Psicoanálisis Infantil.

Sigmund Freud, médico y neurólogo, es el creador del psicoanálisis que es el conjunto de teorías que toman como base las teorizaciones de Freud. Lo que distingue al psicoanálisis es la idea central de que todas las personas poseen pensamientos, sentimientos, deseos y recuerdos inconcientes.

¿Quiénes puedén ejercer como psicoanalistas? Médicos, neurólogos, psiquiatras, psicólogos, psicopedagogos. Todo aquel que estudie el psicoanálisis en forma constante, que se especialice años en la clínica, que realice su propio análisis psicoanalítico, que supervise su clínica con un psicoanalista con mayor experiencia. El psicoanálisis terapéutico es un método de búsqueda de la verdad individual, más allá de los sucesos, intenta que el sujeto logre disminuir el procedimiento que lo llevó a la consulta.

Con los niños, se emplea en la terapia el método del juego, del dibujo espontáneo, del uso de la palabra. Cuándo un niño realiza una pregunta, se intenta no responder directamente, sino buscar qué sabe ese niño de esa pregunta que hizo.

Los psicoanalistas de niños, procuramos escuchar, mirar, obeservar sin omitir nada, observamos los gestos, la mímica, escuchamos los "errores" en el decir del niño, el relato que puede hacer sobre un dibujo o sobre lo que modeló con algún elemento. Sabiendo que los símbolos universales no sirven para una interpretación, que es necesario el contexto, la situación emocional, el momento en el que aparece ese símbolo, como lo incluyó en el juego, en su historia.

Usamos en las sesiones, las mismas palabras que el paciente, no juzgamos ni realizamos conjuntos ´´moralistas´´. No intentamos inculcar nuestro punto de vista.

Los niños cuando pueden reconocer su padecimiento psicoemocional, tienen una gran posibilidad para poder pensar, relatar sobre su imaginación, contar sus sueños, sus pesadillas, sus miedos, esta facilidad, esta confianza, son la base de la acción terapéutica: es la situación de transferencia.

La transferencia sirve al psicoanalista para pensar sobre las reacciones afectivas del niño y por donde circulará la terapia.

En la mayoría de los casos, finalizada una sesión, el niño es incapaz de contar qué le dijo el psicoanalista, si algún adulto le pregunta ¿Qué hiciste? El niño contesta: jugué y/o jugamos.

En general llegan tensos, ansiosos, desorganizados a las sesiones y se retiran a veces más calmados, a veces silenciosos y no pocas veces más nerviosos, pero rara vez un niño sale de una sesión con la misma expresión con la que entró. Y ésto tiene que ver con su trabajo en el encuentro con su psicoanalista: pudo haber hablado, dibujado, jugado y nosotros hemos escuchado y observado y "eso" que allí ocurre tiene un efecto terapéutco.

Damos inicio con una entrevista a los padres o a quien se presente a hablar sobre el procedimiento del niño, son ellos los que, de estar presentes, deciden si entrar o no al consultorio para escuchar qué es lo que les procupa a los adultos que están a cargo de su crianza.

Cuando hemos recibido la información. Solemos dar algunos detalles de nuestra opinión a priori. No aceptamos la alternativa: enfermeda o maldad. Tratamos de conseguir la confianza de los padres y el compromiso de que nos traigan al niño a las sesiones que pautamos. Estamos obligados a ejercer una acción terapéutica desde la primera entrevista, aunque aún falten detalles, para lograr que los padres inicien la confianza en nuestro quehacer. Es este uno de los motivos por el cual ser psicoanalista es una especialidad muy difícil, donde el estudio, el profesionalismo constante, las supervisiones, el estudio profundo de las sesiones de cada paciente, cada familia debe contar con el apoyo teórico necesario. Cada historia, cada sujeto, que se presenta es único, es irrepetible, hay que escuchar , en una escucha profunda, sin intervención de nuestra moral, no está dentro de la posición de un psicoanalista; No nos compete. Solo nos convoca el procedimiento de ese sujeto, es ahí donde empieza nuestro trabajo y el objetivo es aliviar, para que ese niño/a y su familia logren seguir el curso de sus vidas. Entendiando al niño, como un sujeto de pleno derecho.

"Para los psicoanalistas el diagnóstico, solo es posible pensarlo en el curso del tratamiento, el diagnóstico de partida es un diagnóstico del síntoma". Francoise Dolto.

Lic.D Carrara

Psicopedagoga/Psicoanalista

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