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GRUPO DE ESTUDIO “Ser Mujer” en la Histeria

Cierto día, por azar, me encontré viendo en televisión una película llamada “La otra mujer”. Llego a mis manos material para seguir pensando, después de haber leído el caso Dora y encontrarnos al final de la presentación del caso con más preguntas reflexivas que implicaban pensar que pasaba con ella en sus identificaciones y lo que sucede a tantas otras mujeres del mundo.

Esta película trata de tres mujeres, muy diferentes entre sí (por su edad, moralidad, estética, trabajo y condición socio-económica) quienes se encuentran, en un momento y lugar dado, por ser pareja de un mismo hombre.

Entre ellas se van conociendo y buscan que puntos en común las llevan a ser “elegidas” por ese hombre y también que tiene la otra, que en ellas genera la falta.

Película moderna, claramente, sin embargo, la pregunta de estos personajes femeninos siguió siendo la misma que se desarrolló en 1901 con el caso Dora: ¿Qué es ser mujer? ¿Depende de la madurez?, ¿de las “buenas costumbres” ?, de los valores?, ¿ser una buena ama de casa? ser independiente y autónoma? ¿Ser seductora? ¿Ser virtuosa e inteligente? y así podría seguir enumerando posibilidades sobre la condición femenina y como lo cultural deja huella en posibles respuestas.

Seguramente no es una sola respuesta universal, sino la multiplicidad de variables que hace a una mujer sentirse “MUJER”

Tomando este recorte introductorio de la actualidad, aunque fuese producto de Hollywood, intente unir el historial de Dora en la situación de identificación con la Sra. K y con su madre, en menor medida. De esta manera, iré describiendo algunas cuestiones teóricas presentadas en este historial.

Es evidente que la finalidad de síntomas en Dora se constituye como retorno de lo reprimido, por resultado de la oposición de dos fuerzas: ciertas representaciones que resultan incompatibles y el Yo. Estas no obedecen a una causa única, sino que pueden responder a diversos significados que se condensan o bien a significados sucesivos. Por ello, las situaciones que los desencadenan pueden operar retroactivamente sobre otras, otorgándoles un nuevo significado.

En cuanto al propósito, es lo que Freud designa como “beneficio' de la enfermedad, que divide en Primario y Secundario. Estos beneficios tienen que ver con evitar un trabajo psíquico, evitar el enfrentamiento de un conflicto. La ganancia secundaria queda ilustrada en ejemplos de los cuales se puede deducir que tiene que ver con obtener logros del medio exterior.

En “Dora” es evidente que la finalidad de los síntomas por los cuales es llevada al tratamiento es mover a compasión al padre, así como también vengarse de él.

Cuando fue llevada a una consulta con Freud fue por los síntomas más característicos: Tos y afonía. Coincidiendo esta sintomatología con el viaje a la localidad de L. donde, se suponía, Dora habría de compartir las vacaciones con los K.

Un par de años más tarde, cuando vuelve a consulta, se presenta en su análisis el “factor desencadenante” de la neurosis de la adolescente (La escena del lago con el Sr. K.) y los síntomas que preocuparon a sus padres para llevarla a tratamiento: tedio vital, cambios de carácter, insociabilidad y la carta encontrada en la que se despedía de ellos, por no soportar más la vida.

Iniciadas las sesiones, se describe a la familia de Dora compuesta por el padre, la madre y un hermano mayor. Freud señala que la familia reproducía la constelación edípica típica: mayor estrechez en el vínculo entre Dora y el padre y entre el hermano y la madre.

Será tarea del analista, a partir de las manifestaciones del paciente, poder discriminar entre la realidad psíquica y la realidad concreta, material. Y a lo largo del tratamiento es su función devolverle gradualmente al paciente, o lograr que el mismo acceda a ello, la imagen real de sus padres.

Este es un objetivo terapéutico del psicoanálisis: la modificación de los imagos que los pacientes tienen cuando llegan a tratarse.

Describiendo los modos de vinculación con sus padres, Freud presenta al padre como la figura importante para la joven. Se dice en el historial que lo amaba tiernamente y que ese amor se vio acrecentado en la infancia a raíz de las enfermedades (en las que la hija lo cuido).

Hombre inteligente – señalaba Freud-, de negocios, en buena situación económica, etc. Algo que Freud incorpora al proceso de análisis “comprendiendo” la elección de Dora por el Sr. K. motivo de lectura errónea para cuestiones que se pondrán en juego con la caída del análisis.

Sin embargo, se puede inferir que en Dora coexiste la imagen real del padre, con la representación de un padre no ideal: con pequeñas mezquindades, actitudes falsas, que finalmente la entrega al Sr. K, para su comodidad y satisfacción.

La representación está formada a partir de percepciones correctas, pero ante las cuales su reacción es desmedida, por intolerancia a la no idealidad, aunque también por el desengaño narcisista que le provoca la falta de defensa del padre.

En la adultez, esta es una característica prototípica de la histeria, la búsqueda del hombre ideal (así como de la mujer ideal para el hombre). Esta es una de las razones por las cuales, cuando un hombre se le convierte en objeto cercano lo rechaza, porque se le torna concreto y real. Es como si dijera: “ah, no, este no es”

En cuanto a la madre de Dora, esta aparece como una mujer opaca, mal modelo de identificación para su hija, con pocas posibilidades de compartir intereses con sus hijos, interesada exclusivamente en las tareas domésticas.

Es determinante la representación acerca de la femeneidad y la masculinidad, especialmente el que proporciona el objeto paterno, y es evidente que el padre de Dora no valoriza a la madre, la deja colocada en el lugar de “castrada”, desvalorizada y que tiene disociada la imagen femenina, por cuanto la señora K. es quien aparece en el lugar de ideal para el – una mujer prohibida en realidad-, por lo tanto, esto debe haber incidido en la representación de mujer que le proporciona a la hija.

No caben dudas de que su padre la quiso cuando niña, que fue un padre tierno – o al menos más ocupado de ella que de su madre- pero por la conducta que tiene con su hija adolescente, a quien no valora como mujer, podemos pensar que de todas maneras aun en la infancia pudo haber sido buen padre de una niña, pero no de una futura mujer.

Es decir, la hija queda, en última instancia, en el mismo lugar desvalorizado que su madre. No solo el padre, también el Sr. K. trasmite la desvalorización de la mujer propia y la búsqueda de la mujer ideal en otras.

Conviene recordar que cuando, en el pasaje por el Edipo, la niña vira de la madre al padre, traslada a este las demandas que dan quedado insatisfechas en el vínculo materno, de ahí la importancia de la respuesta que obtenga de el en cuanto al restablecimiento de sus heridas narcisistas. Es pensable que Dora se dirigió en el Complejo de Edipo al padre, muy necesitada de gratificación narcisista por parte de él, y que volvió a quedar frustrada.

Lo que frustra, desde ambos progenitores, es el no ser reconocida en su condición de mujer. Este es un factor que la determina en su condición de histérica. Ninguno de los padres le pudo proporcionar una representación valorada de su sexo, que es lo único que permite a una niña suturar la herida que deja en ella la envidia fálica.

En cuanto a su identidad sexual, es prototípica de la histeria la eterna pregunta acerca de que es ser hombre y que es ser mujer, preguntas que en el historial aparecen simbolizadas, por ej. en las alusiones al “abrir” y “cerrar” de las asociaciones del primer sueño; en los interrogantes “Donde está la llave?”, “Donde está la cajita?” de las asociaciones del segundo sueño; en la identificación con un joven que se esfuerza por penetrar los genitales femeninos y en la extensa contemplación de la “Madonna”, madre y virgen, también del segundo sueño.

Con anterioridad a la escena del lago “Dora” sabía de la relación entre el padre y la Sra. K. Y sin embargo, parece haberlo tolerado perfectamente. ¿Porque? La pareja del padre con la Sra. K. le resultaba un modelo de identificación, y esto es inherente a su personalidad histérica.

Dora se identificaba con el padre en búsqueda de saber que es para el hombre la mujer ideal, y se identificaba con la Sra. K. como la mujer ideal por su padre. Todo lo que decimos de Dora respecto de sus tendencias homosexuales hacia la Sra. K hay que entenderlo no como la búsqueda de una satisfacción sexual directa, sino como la búsqueda de una respuesta a su eterna pregunta: ¿qué es ser mujer?, y esta misma pregunta la efectúa desde la perspectiva del hombre.

En realidad, como se observa particularmente en el segundo sueño, busca identificándose con cada uno de los sexos saber en qué consiste el otro.

Volviendo a la escena del lago, cuando el Sr K le dice “Mi mujer no significa nada para mí”, le atenta contra el modelo de identificación. A esto le podemos agregar que, al escuchar palabras idénticas a las que le fueron dirigidas a la mucama, se debe haber sentido ubicada en un lugar de desvalorización.

Dora en tanto histérica busca en la Sra. K, por una parte, la identificación con ella para que le revele el secreto de que es ser una mujer ideal: por otra parte, busca ser reconocida por la Sra. K., ser amada por ella. En su vínculo con los personajes femeninos – la Sra. K, la gobernanta, y, en última instancia la madre-, lo que se repite para Dora es que estas mujeres prefieren al hombre y no a ella. Por lo tanto, también por las mujeres se siente frustrada en su necesidad narcisista de reafirmación como mujer.

Como presenta Jaques Lacan en El Seminario 3, sobre “La pregunta histérica” mencionaré a modo de cierre “La mujer se pregunta qué es ser mujer; del mismo modo el sujeto masculino se pregunta qué es ser mujer...”

La respuesta es un camino singular de cada sujeto... cada uno lo recorrerá en su andar...

Bibliografia

  • Análisis Fragmentario de una Histeria (Caso “Dora”) 1901

  • Tres Ensayos para una Teoría Sexual 1905

  • Conferencia XXXIII, “La Femeneidad”

  • “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” 1908

  • La Represion 1915

  • Lo Inconciente 1915

  • El seminario, Jaques Lacan. Libro 3 – La pregunta Histérica

  • El seminario, Jaques Lacan. Libro 3 – Que es una Mujer

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