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El lugar de la transferencia en el análisis con niños

El lugar de la transferencia en el análisis con niños

Cuando empecé a transitar este camino del psicoanálisis, escuchaba mucho la palabra transferencia, y que este término era de suma importancia para este trabajo, que era la base de todo análisis. Yo me preguntaba que era esto de la transferencia?, que implica esto? ¿Cómo se instaura la transferencia? ¿Por qué implica tanta importancia en el análisis? ¿Qué pasa cuando el paciente es un niño, pero quien trae a consulta y quien sostiene el tratamiento son los padres? ¿Quién demanda?

Para ir “des-armando” estos interrogantes, voy a ir haciendo un recorrido por el escrito de Freud “trabajos sobre técnica psicoanalítica”.

Freud expone en su trabajo que la transferencia alcanza su consabido papel durante el tratamiento. Transferir es que “la investidura libidinal aprontara en la expectativa de alguien que está insatisfecho se vuelca hacia el medico”.1

La transferencia es actuar una relación de amor.

Sin el establecimiento y sostenimiento de la transferencia sería imposible la dirección de la cura de un paciente.

En este espacio donde la palabra es la protagonista, comienza la relación analista-paciente, donde se da lugar al otro con la pregunta, esa pregunta dirigida al analista, ¿qué es lo que me pasa?, esa relación donde el paciente siente, como dice Freud, “ante ti no me avergüenzo puedo decírtelo todo”.

Esta disposición a la transferencia no sólo se da en la terapia con el analista sino en cualquier vínculo humano, y es común en nuestra práctica verla muchas veces con mayor claridad en las relaciones de los pacientes con sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Dentro del encuadre propuesto por Freud a sus pacientes, de seguir la regla fundamental del psicoanálisis y hablar sobre cualquier cosa que le venga a la mente, para que a partir de aquello que se diga (que para el analista no es “cualquier cosa”), el analista pueda escuchar ese contenido psíquico inconsciente, y de repente aparece algo distinto, eso distinto que se puede explicar diciendo que el paciente transfiere a la persona analista sentimientos y reacciones que corresponderían a una persona significativa de su pasado, de su historia.

“el paciente insertara al médico en una de las series psíquicas que el paciente ha formado hasta ese momento. Responde a los vínculos reales con el medico que para semejante seriación se vuelva decisiva la imago paterna…empero, la transferencia no está atada a ese modelo, también puede producirse siguiendo la imago materna o de un hermano…”2

¿qué sucede cuando aparece la resistencia en este proceso?

“…por que la transferencia nos sale al paso como la resistencia en el psicoanálisis…”

“ La resistencia acompaña todos los pasos del tratamiento cada ocurrencia singular, cada acto del paciente, tiene que tomar en cuenta la resistencia, se constituye como un compromiso entre las fuerzas cuya meta es la salud.”3

Así como el objetivo del analista es escuchar aquello que es inconsciente, el contenido separado de la consciencia tiende a mantenerse inconsciente, existe una continua resistencia psíquica a la labor del analista. La parte de la transferencia que es inconsciente y que consta de sentimientos eróticos u hostiles hacia el analista, no admisibles para la consciencia del sujeto, son especialmente útiles para funcionar como una resistencia al esfuerzo analítico: se manifiestan como una detención de la asociación libre, dejan de fluir las ocurrencias. O bien el paciente no se atreve a comunicar lo que piensa, o actúa de alguna forma los sentimientos transferenciales; pero en cualquier caso deja de seguir la regla fundamental.

“…según lo atestigua la experiencia, sobreviene la transferencia. Si algo del material del complejo (o sea, de su contenido) es apropiado para ser transferido sobre la persona del médico, esta transferencia se produce, da por resultado la ocurrencia inmediata y se anuncia mediante lo indicios de una resistencia –p ej. Mediante una detención de las ocurrencias-.”4

“El mecanismo de la trasferencia se averigua, sin duda, reconduciéndolo a la pronte de la libido que ha permanecido en posesión de imagos infantiles, pero el esclarecimiento de su papel en la cura, solo si uno penetra en sus vínculos con la resistencia.”

Cuando la asociación libre no avanza y el analizante habla del analista, se revela el lugar que el analista estaba ocupando. Por un lado, está el lugar del analista, en el que se le supone saber sobre los síntomas, sobre el padecimiento del sujeto y, por eso, es un amor particular. El paciente desconoce que el saber está en sí mismo; sabe a nivel del inconsciente, pero no sabe que sabe.

Por otro lado, el analista no es sólo a quien se ama porque se le supone saber sobre los síntomas; sino veladamente se lo ama porque ha venido a ocupar el lugar del objeto pulsional. Es en la medida en que viene a ocupar el lugar del objeto pulsional, que el analizante en un momento puede cerrarse al inconsciente, hablar del analista, detenerse las ocurrencias, y ahí aparece la resistencia, aparece bajo la modalidad de la hostilidad, una transferencia negativa. Transferencia negativa es un conjunto formado por dos elementos: transferencia y resistencia.

La resistencia se aprovecha, hace uso de la transferencia

La transferencia cuenta con dos caras de la transferencia (amor /odio), como obstáculo o como motor.

  • Como obstáculo: (resistencia) supone el silencio, la detención de ocurrencias. El paciente deja de asociar o habla sin asociar. Al tiempo que se detienen las ocurrencias surge el interés por el analista. El punto en que se detienen las ocurrencias se puede pensar como resistencia, que no es definitiva, dado que con la intervención del analista pueden volver a comenzar las asociaciones.

  • como motor: La transferencia es al analista porque este con sus intervenciones permite revelar el sentido del síntoma. Son las ganas que tiene el paciente de ponerse a trabajar, de ir a sesión, de contarle al analista, de producir enlaces y asociaciones para encontrar la respuesta a la pregunta que le plantea el síntoma.

El analista tiene un “saber supuesto” por el paciente y se produce la transferencia por desplazamiento.

En el texto ; “consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”, Freud expone sobre el trabajo del analista:

“No puede tolerar resistencias ningunas que aparten de su conciencia de lo que su inconciente ha discernido, de lo contrario, introduciría en el análisis un nuevo tipo de selección y desfiguración mucho más dañinas que las provocadas por una tensión de su atención conciente. Para ello no basta que sea un hombre más o menos normal, es lícito exigirle, más bien, que se haya sometido a una purificación psicoanalítica, y tomado noticia de sus propios complejos que pudieran perturbarlo para aprehender lo que el analizado le ofrece. Cualquier represión no solucionada en el medico corresponde, a un punto ciego en su percepción analítica”5

Para poder ejemplificar esto, quiero traer una viñeta clínica: vienen a consulta los padres de un niño de 5 años, una admisión difícil, donde la madre expresa ver algunas dificultades en su hijo, como el lenguaje, el comportamiento, pero a su padre le costaba mucho poder ver estas cuestiones, justificaba con que él de chico era igual. Al finalizar la entrevista de admisión, el padre se dirige hacia mí, y me pregunta: “ ya tuviste casos asi? mejoraron?, sabes de esto?. Intente contestar estas preguntas los más firme y segura posible, sabiendo que no eran preguntas al azar y que era necesario comenzar a armar un vínculo transferencial, pero sin duda esas preguntas me incomodaron, y este padre con esos interrogantes dieron en mi punto ciego, que por supuesto tuve que llevar a análisis, pero los tiempos no jugaron a mi favor, y después de 3 meses aproximadamente, la madre por teléfono me anuncia que van a dejar de venir porque la neuróloga los oriento a que hagan tratamiento neurocognitivo, así fue como el niño dejo de asistir y ese lugar del “supuesto saber” lo obtuvo la neuróloga.

Después de lo ocurrido, analizando el caso, sin dudas esas preguntas habían provocado algo en mí, que no ayudo a la transferencia con este padre, porque para el trabajo con niños, si bien es de suma importancia la transferencia con el paciente que en este caso es un niño, y hay que analizar esta relación dentro del consultorio, no podemos perder de vista la importancia de los padres, que son quien traen a los niños y también depositan ese “supuesto saber”.

Para ir finalizando quiero intentar responder la pregunta inicial de este trabajo.

Cuando de niños se trata el juego transferencial es abierto por los padres. Son ellos los que hacen su pedido al analista ya que le suponen un saber sobre la inhibición, la angustia o el síntoma que afecta al niño.

Los padres son los que sostienen la posibilidad concreta de que un niño pueda ser escuchado por un analista, no le hablan a cualquiera sobre lo que les pasa.

El trabajo con el niño comienza con una o más entrevistas a los padres, a lo que llamamos entrevista preliminares. Un primer tiempo muy importante, en el que algunas preguntas empezaran a recortar la escena y en el mejor de los casos llegar a la demanda. Tiempo fundante, en el que, si el efecto transferencial es positivo, se podrá leer la instalación de la transferencia.

La consulta al analista se produce porque algo no anda bien, un desencuentro se ha producido. Se despliega una demanda a ser escuchada.

Es importante poder escuchar ¿Quién es el portavoz del niño en la pareja de los padres?

Desde el discurso de los padres, el lugar del niño se construye como punto de referencia de quienes dicen saber algo sobre él (pediatras, maestros, familiares).

Luego de escuchar a los padres, llega el encuentro con el niño.

El discurso infantil se despliega en el encuentro con el analista, en la articulación de los decires, juegos y dibujos que produce.

Escuchar a un niño, implica muchas veces un desafío para el analista, porque los niños juegan, y además nos demandan como compañeros de su juego, ya que suponen que, si algo sabemos, es jugar. El niño transfiere al analista, la suposición de saber hacer con el juego, ya que es la única vía de acceso al decir infantil.

Los padres por su transferencia con el analista, habilita al hijo para que algo pueda empezar a ser trabajado.

“El ideal del análisis no es el completo dominio de sí, la ausencia de pasión. Es hacer capaz al sujeto de sostener el diálogo analítico, de no hablar ni demasiado pronto, ni demasiado tarde. A esto apunta un análisis.”

Françoise Lacan

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