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ATENEO CLÍNICO: “TRABAJOS SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA”

  • INTRODUCCIÓN:

En el siguiente ateneo nos proponemos exponer textos de Signmun Freud, escritos a fines de 1911, sobre la terapia psicoanalítica y ciertamente de la psicoterapia en general. Una vez aprendido ese mecanismo es posible entender las reacciones del paciente y del analista y formarse un juicio de los probables efectos y méritos de cualquier procedimiento técnico.

Para entender esta teoría no solo necesitamos de los escritos, si no también, como Freud mencionó, es indispensable la experiencia clínica con los pacientes, pero ante todo la que el analista obtiene de su propio análisis. Freud pensaba, cada vez con mayor convencimiento que esa era la necesidad primordial de todo analista en ejercicio.

  • SOBRE LA DINAMICA DE LA TRANSFERENCIA:

“Yo querría agregar aquí algunas puntualizaciones a fin de que se comprenda como ella se produce necesariamente en una cura psicoanalítica y alcanza su consabido papel durante el tratamiento.”

“… todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los reflujos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse.”

“… solo un sector de esas mociones determinantes de la vida amorosa ha recorrido el pleno desarrollo psíquico; ese sector esta vuelto hacia la realidad objetiva, disponible para la personalidad consciente, y constituye una pieza de esta última. otra parte de esas nociones libidinosas ha sido demorada en el desarrollo, esta apartada de la realidad consciente así como la realidad objetiva, y solo tuvo permitido desplegarse en la fantasía o bien ha permanecido por entero en lo inconsciente, siendo entonces no consabida para la conciencia de la personalidad. Y la necesidad de amor de alguien no está satisfecha de manera exhaustiva por la realidad, el que vera preciado volcarse con unas representaciones-expectativa libidinosa hacia cada nueva persona que aparezca, y es muy probables que las dos porciones de su libido, la susceptible de conciencia y la inconsciente, participen de tal acomodamiento.

Es entonces del todo normal e inteligible que la investidura libidinal aprontara en la expectativa de alguien que está parcialmente insatisfecho se vuelca hacia el médico.”

“…insertará al médico en una de las series psíquicas que el paciente ha formado hasta ese momento. Responde a los vínculos reales con el médico que para semejante seriación se vuelva decisiva la imago paterna… empero, la transferencia no está atada a ese modelo; también puede producirse siguiendo la imago materna o de un hermano varón.”

“…dos puntos que poseen potencial interés para el psicoanálisis. El primer lugar, no comprendemos que la transferencia resulta tanto más intensa en personas neuróticas bajo análisis que en otras, no analizadas; y en segundo lugar, sigue constituyendo un enigma porque en el análisis transferencia nos sale al paso como la más fuerte resistencia al tratamiento, siendo que, fuera del análisis, debe ser reconocida como portadora del efecto salutífero, como condición del éxito. En este sentido, hay una experiencia que uno puede corroborar cuantas veces quiera: cuando las asociaciones libres de un paciente se deniegan, en todos los casos en posible eliminar esa parálisis aseverándole que ahora él está bajo el imperio de una ocurrencia relativa a la persona del médico o algo perteneciente a él. En el acto de impartir ese esclarecimiento, uno elimina la parálisis o muda la situación: las ocurrencias ya no se deniegan; en todo caso se las silencia.”

“…por que la transferencia nos sale al paso como la resistencia en el psicoanálisis… evoquemos la situación psicológica del tratamiento: disminuye el sector de la libido susceptible de conciencia, vuelta hacia la realidad, y en esa misma medida aumenta el sector de ella extrañado de la realidad objetiva, inconciente, que si bien puede todavía alimentar las fantasías de las persona, pertenece a lo inconciente. La libido (en todo o en parte) se ha internado por el camino de la regresión y reanima las imagos infantiles. Hasta allí la sigue la cura analítica, que quiere volverla de nuevo asequible a la conciencia y, por último, ponerla al servicio de la realidad objetiva. Toda vez que la investigación analítica tropieza con la libido retirada en sus escondrijos, no puede menos que estallar un combate, todas las fuerzas que causaron la regresión de la libido se elevaran como unas resistencias al trabajo, para conservar ese nuevo estado. En efecto, si la introversión, o regresión de la libido no se hubiera justificado por una determinada relación con el mundo exterior ( por la frustración de la satisfacción), más aún, si no hubiera sido acorde al fin en ese instante, no habría podido producirse de modo alguno.

La libido disponible para la personalidad había estado siempre bajo la atracción de los complejos inconcientes (de las partes de esos complejos que pertenecían a lo inconciente) y cayó en la regresión por haberse relajado la atracción de la realidad. Para liberarla es preciso ahora vencer esa atracción de lo inconciente, cancelar la represión de las pulsiones inconcientes y de sus producciones, represión constituida desde entonces en el interior del individuo.

El análisis tiene que librar combate con las resistencias de ambas fuentes. La resistencia acompaña todos los pasos del tratamiento cada ocurrencia singular, cada acto del paciente, tiene que tomar en cuenta la resistencia, se constituye como un compromiso entre las fuerzas cuya meta es la salud.”

“…según lo atestigua la experiencia, sobreviene la transferencia. Si algo del material del complejo (o sea, de su contenido) es apropiado para ser transferido sobre la persona del médico, esta transferencia se produce, da por resultado la ocurrencia inmediata y se anuncia mediante lo indicios de una resistencia –p ej. Mediante una detención de las ocurrencias-.”

“En la cura analítica la transferencia se nos aparece siempre, en un primer momento, solo como el arma más poderosa de la resistencia, y tenemos derecho a concluir que la intensidad y tenacidad de aquella son un efecto y una expresión de esta. El mecanismo de la trasferencia se averigua, sin duda, reconduciéndolo a la pronte de la libido que ha permanecido en posesión de imagos infantiles, pero el esclarecimiento de su papel en la cura, solo si uno penetra en sus vínculos con la resistencia.”

“¿A qué debe la transferencia el servir tan excelentemente como medio de la resistencia? Se vuelve muy difícil confesar una moción de deseo prohibida ante la misma persona sobre quien esa moción recae. Este constreñimiento da lugar a situaciones que parecen casi inviables en la realidad. Esa es la meta que quiere alcanzar el analizado cuando hace coincidir el objeto de sus mociones de sentimientos con el médico. Sin embargo, una reflexión más ceñida muestra que esa aparente ganancia no puede proporcionarnos la solución del problema. Por otra parte un vínculo de apego, puede salvar todas las dificultades de la confesión, suele decirse: ante ti no me avergüenzo puedo decírtelo todo. Entonces, la transferencia sobre el médico podría servir para facilitar la confesión.”

“Es preciso decidirse a separar una transferencia positiva de una negativa, la transferencia de sentimientos tiernos de la de sentimientos hostiles, y tratar por separado ambas variedades de transferencia sobre el médico. Y la positiva, a su vez, se descompone en los sentimientos amistosos o tiernos que son susceptibles de conciencia, y la de sus prosecuciones en lo inconciente. De estos últimos, el análisis demuestra que de manera regular se remontan a fuentes eróticas. (…) en el origen solo tuvimos noticias de objetos sexuales, y el psicoanálisis nos muestra que las personas de nuestra realidad objetiva meramente estimadas o admiradas pueden seguir siendo objetos sexuales para lo inconciente en nosotros.”

“La transferencia sobre el médico solo resulta apropiada como resistencia dentro de la cura cuando es una transferencia negativa, o una positiva de mociones eróticas reprimida.”

“La regla fundamental de psicoanálisis, según la cual uno debe comunicar sin previa critica todo cuanto le venga a la mente, como olvida los designios con los que entro en el tratamiento y como ahora le resultan indiferentes unos nexos lógicos y razonamientos que poco antes habría hecho la mayor impresión, esa persona sentirá la necesidad de explicarse aquella impresión por otros factores además de los ya consignados (…) La pesquisa de la libido extraviada de lo inconciente uno ha penetrado en el ámbito de lo conciente y las reacciones que uno tiene hacen salir a la luz procesos inconscientes (tenemos noticias por el estudio de los sueños). Las mociones inconcientes no quieren ser recordadas, como la cura lo desea, si no que aspiran a reproducirse en consonancia con la atemporalidad y la capacidad de alucinación de lo inconciente (…) esta lucha entre médico y paciente, entre intelecto y vida pulsional, entre el discernir y querer –actuar- , se desenvuelven casi exclusivamente en torno de los fenómenos transferenciales. Es en este campo donde debe obtenerse la victoria cuya expresión será sanar duraderamente de la neurosis. Ez innegable que domeñar los fenómenos de la transferencia depara al psicoanalista las mayores dificultades, pero no se debe olvidar que justamente ellos nos brindan el inapreciable servicio de volver a actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes.”

  • CONSEJOS AL MÉDICO SOBRE EL TRATAMIENTO PSICOANALITICO

- “Consiste en guardar en la memoria los innumerables nombres, fechas, detalles del recuerdo, ocurrencias y producciones patológicas que se presentan durante la cura, y en no confundirlos con un material parecido oriundo de otros pacientes. Esta técnica es muy simple. Desautoriza todo recurso auxiliar, aun el tomar apuntes, según luego veremos, y consiste meramente en no querer fijarse en nada particular y en prestar a todo cuanto uno escucha la misma >> atención parejamente flotante<<…..”

“…. Tan pronto como uno tensa adrede su atención hasta cierto nivel, empieza a escoger entre el material ofrecido, uno fija un fragmento con particular relieve, elimina en cambio oro, y en esa selección obedece a sus propias expectativas o inclinaciones. Pero eso, justamente, es ilícito, si en la selección uno sigue sus expectativas, corre el riesgo de no hallar nunca mas de lo que ya se sabe, y se entrega a sus inclinaciones, con toda seguridad falseara la percepción posible. No se debe olvidar que las mas de las veces uno tiene que escuchar cosas cuyo significado solo con posterioridad discernirá”.

“La regla, para el medico, se puede formular así: <<uno debe alejar cualquier injerencia conciente sobre su capacidad de fijarse, y abandonarse por entero a sus <<memorias inconcientes<<, o, expresado esto en términos puramente técnicos: << uno debe escuchar y no hacer caso de si se fija en algo<<.

“Los elementos del material que ya se ensamblan en un nexo quedaran a la disposición conciente del medico, lo otro, lo todavía incoherente, lo que brota en caótico desorden, parece naufragado al comienzo, pero reaflora con prestaza en la memoria tan pronto como el analizado presenta algo nuevo a lo cuál referirlo y a través de lo cual se lo pueda continuar. Y entonces uno recibe del analizado, con una sonrisa, el inmerecido halago de tener una << memoria particularmente buena<<.

- “No puedo recomendar que en el curso de las sesiones con el analizado se tomen notas algo extensas, se redacten protocolos, etc. Prescindiendo de la desfavorable impresión que ello provea en muchos pacientes. Mientras uno toma apuntes, forzosamente practica una dañina selección en el material, y así liga un fragmento de su propia actividad espiritual que hallaría mejor empleo en la interpretación de lo escuchado. No cabe objetar que se hagan algunas excepciones a esta regla para fechas, textos de sueños o ciertos resultados dignos de nota que pueden desprenderse con facilidad del contexto y presten para utilizarlos como ejemplos autónomos”.

- “ Para el analista la conducta correcta consistirá en pasar de una actitud psíquica a la otra al compás de sus necesidades, en no especular ni cavilar mientras analiza, y en someter el material adquirido al trabajo sintético del pensar solo después de concluido el análisis”.

- “… debe volver hacia el inconciente emisor del enfermo su propio inconciente como órgano receptor, acomodarse al analizado… . Lo inconciente del medico se habilita para restablecer, desde los retoños a él comunicados de lo inconciente, esto inconsciente mismo que ha determinado las ocurrencias del enfermo”.

“No puede tolerar resistencias ningunas que aparten de su conciencia de lo que su inconciente ha discernido, de lo contrario, introduciría en el análisis un nuevo tipo de selección y desfiguración mucho mas dañinas que las provocadas por una tensión de su atención conciente. Para ello no basta que sea un hombre más o menos normal, es lícito exigirle, mas bien, que se haya sometido a una purificación psicoanalítica, y tomado noticia de sus propios complejos que pudieran perturbarlo para aprehender lo que el analizado le ofrece. Cualquier represión no solucionada en el medico corresponde, a un punto ciego en su percepción analítica.

-“es por cierto tentador para el psicoanalista joven y entusiasta poner en juego mucho de su propia individualidad para arrebatar al paciente y hacerlo elevarse sobre los limites de su personalidad estrecha…”

“… el medico no debe ser transparente para el analizado, sino, como la luna de un espejo, mostrar solo lo que le es mostrado. Por lo demás, en la practica es inobjetable que un psicoterapeuta contamine un tramo de análisis con una porción de influjo sugestivo a fin de alcanzar resultados visibles en tiempo mas breve…”

-“A raíz de la solución de inhibiciones del desarrollo, bien se comprende que el medico quede habilitado para indicar nuevas metas a las aspiraciones liberadas. No respondería así sino a una lógica ambición, que se empeñaría en crear algo particularmente excelso con la persona que tanto trabajo ha consagrado para librarla de su neurosis y en prescribir elevadas metas a sus deseos”.

“… el medico debería contenerse y tomar como como rasero menos sus propios deseos que la aptitud del analizado…”

“… la ambición pedagógica es tan inadecuada como la terapéutica, considérese, que muchas personas han enfermado justamente a raíz del intento de sublimar sus pulsiones rebasando la medida que su organización les consentía, y que el proceso de sublimación, en quien es apto para él, suele consumarse por si solo tan pronto como sus inhibiciones son superadas por el análisis”.

  • SOBRE LA INICIACION DEL TRATAMIENTO:

“En este trabajo intentare compilar, para uso del analista practico, algunas de tales reglas sobre la iniciación de la cura”.

“La iniciación del tratamiento con un periodo de prueba así, fijado en algunas semanas, tiene además una motivación diagnostica…”. “… Pongo en tela de juicio que resulte siempre muy fácil trazar el distingo. Se que hay psiquiatras que rara vez vacilan en el diagnostico diferencial, pero me he convencido de que se equivocan con la misma frecuencia”. “… corre solo el riesgo de un error teórico y su diagnostico no posee mas que un interés académico…” “…si el enfermo no padece de histeria ni de neurosis obsesiva, si no de parafrenia, el no podrá mantener su promesa de curación, y por eso tiene unos motivos particularmente serios para evitar el error diagnostico…”.

“Uno debe desconfiar de todos los que quieren empezar la cura con una postergación. La experiencia muestra que no se presentan trascurrido el plazo convenido, a pesar de que los motivos aducidos para esa postergación (la racionalización del designio) pudieran parecer inobjetables al no iniciado”.

“Puntos importantes para el comienzo de la cura analítica son las estipulaciones sobre tiempo y dinero.

Con relación al tiempo, obedezco estrictamente al principio de contratar una determinada hora de sesión. A cada paciente le asigno una hora de mi jornada de trabajo disponible…”

“ he aquí una pregunta desagradable para el medico, que el enfermo le dirige al comienzo: ¿ cuanto durara el tratamiento? ¿ Cuanto tiempo necesita usted para librarme de mi padecimiento?. Si uno ha propuesto un tratamiento de prueba de algunas semanas, se sustrae de la respuesta directa prometiendo que transcurrido ese lapso podrá enunciar un verídico mas seguro…”

“… uno tendría que conocer el lapso del caminante antes de estimar la duración de su peregrinaje. Con este expediente se sale de las primeras dificultades, pero la comparación no es buena: es fácil, en efecto, que el neurótico altere su tempo y en ciertos periodos solo haga progresos muy lentos. En verdad, la pregunta por la duración del tratamiento es de respuesta casi imposible”.

“yo desapruebo comprometer a los pacientes a que perseveren cierto lapso en el tratamiento, les consiento que interrumpan la cura cuando quieran, pero no les oculto que una ruptura tras breve trabajo no arrojara ningún resultado positivo, y es fácil que, como una operación incompleta, los deje es un estado insatisfactorio.”

“El punto siguiente sobre el que se debe decidir al comienzo de una cura es el dinero, lo honorarios del medico”.

“… en la estima del dinero coparticipan poderosos factores sexuales. Y puede declarar, por eso, que el hombre de cultura trata los asuntos de dinero de idéntica manera que las cosas sexuales. Entonces, de antemano esta resuelto a no hacer otro tanto, sino a tratar las relaciones monetarias ante el paciente con la misma natural sinceridad en que pretende educarlo para los asuntos de la vida sexual”. “… no dejar que se acumulen grandes sumas, sino cobrar plazo regulares breves de un mes por ejemplo…”

“ ¿ En que punto y con que material se debe comenzar el tratamiento? No interesa para nada con que material se empiece, la biografía, el historial clínico o los recuerdos de infancia del paciente, con tal que s deje al paciente mismo hace su relato y escoger el punto de partida…”

“… el medico procura mantener el hilo de la trama mientra el paciente expone, y rechaza todas las ocurrencias perturbadoras y pensamientos colaterales, a fin de no irse por las ramas. Usted observara que en el curso de su relato le acudirán pensamientos diversos que preferirá rechazar con ciertas objeciones criticas…” “…diga pues todo lo que se le pase por la mente…”

“Pacientes que computan su condición de enfermos desde cierto momento suelen orientarse hacia el ocasionamiento de la enfermedad, otros, que no desconocen el nexo de su neurosis con su infancia, empiezan a menudo con la exposición de su biografía integra. En ningún caso debe esperarse un relato sistemático, ni se debe hacer nada para propiciarlo. Después, cada pequeño fragmento de la historia deberá ser narrado de nuevo, y solo en estas repeticiones aparecerán los complementos que permitirán obtener los nexos importantes, desconocidos para el enfermo”.

(leer)

“El motor mas directo de la terapia es el padecer del paciente y el deseo, que ahí se engendra, de sanar. Según se lo descubre solo en el curso del análisis, es mucho lo que se evita de la magnitud de esta fuerza pulsional, sobre todo la ganancia secundaria de la enfermedad. Pero esta fuerza pulsional misma, de la cual cada mejoría trae aparejada su disminución, tiene que conservarse hasta el final. Ahora bien, por si sola es incapaz de eliminar la enfermedad, para ello le faltan dos cosas: no conoce los caminos que se deben recorrer hasta ese término, y no suministra los montos de energía necesarios contra las resistencias. El tratamiento analítico remedia ambos déficit.”

“En el curso del tratamiento es despertado otro factor propiciador: el interés intelectual y la inteligencia del enfermo. Solo que apenas cuenta frente a las otras fuerzas que se combaten entre si, lo amenaza de continuo una desvalorización debida al enturbiamiento del juicio por obra de las resistencias. Restan pues, transferencia e instrucción (en virtud de la comunicación) como las nuevas fuentes de fuerza que el enfermo debe al analista. Empero, de la instrucción se vale solo en l medida en que es movido a ello por la transferencia, y por eso la primera comunicación debe aguarda hasta que se haya establecido una fuerte transferencia, y agreguemos: las posteriores deben hacerlo hasta que se elimine, en cada caso, la perturbación producida por la aparición, siguiendo una serie, de las resistencias transferenciales.”

Hablemos de dinero…

“El hombre de la cultura trata los asuntos de dinero de idéntica manera que las cosas sexuales, con igual duplicidad, mojigatería e hipocresía. Esta otra cara absolutamente psicoanalítica, deja suponer que la pretensión y el manejo de los honorarios por parte del analista, tanto como en la posición que ante los mismos adopte un paciente –en nuestro caso, también sus padres y/o parientes-, puede leerse algo de la posición libidinal y de sus relaciones con la causa del deseo.”

“La lengua popular conoce bien que ciertos servicios al otro admiten dos condiciones excluyentes: o son por dinero, o son por amor. Sin embargo existe una opción que empeora las cosas y consiste en suponer que el analista obtiene de su función algún placer, goce o satisfacción especial – lo que complica mucho más la situación cuando se trata de niños-. Es por eso que el manejo del dinero por parte del psicoanálisis es un tópico que merece reflexión…”

“En cualquier caso, la condición para tomar posición como analista en el dispositivo de presencia de padres y parientes es sortear la lógica del mercado capitalista…en el marco de dicha lógica, a todas luces y como afirmará Lacan alguna vez en una conferencia pronunciada en Bruselas, “nuestra práctica es una estafa”

“La propuesta Lacaniana apunta más bien a suponer que el pago de los honorarios constituye un acto que rubrica el dispositivo y el deseo de los participantes a desprenderse de su sufrimiento y, eventualmente, a enfrentar el riesgo de obtener su dignidad como sujeto de deseo.”

“En el marco de nuestro dispositivo resulta claro que quienes pagan los honorarios son los padres y parientes. Pero… ¿y los niños?”

“No hay otro bien mas que le que puede servir para pagar el precio del acceso al deseo”

“Tal vez lo más interesante acerca de este modo de cesión, sea que o puede considerarse que en el mismo circula un valor de cambio cuyo objetivo resultara el de abonar un servicio prestado. El propio Freud afirmaba ya en 1917 que cierto interés narcisista originado en el erotismo anal y su producto final (la caca), se transfiere más tarde hacia un “interés por el regalo y luego por el dinero”

“Las dos perspectivas habituales acerca del uso y valor del dinero en la situación analítica se hacen visibles: su valor como aquello que debe perderse para acceder a una nueva posición ante el deseo (perspectiva analítica), tanto como su valor de cambio en el mercado que supone el pago por un servicio (perspectiva capitalista)”

“La “situación analítica” exige que el psicoanalista exponga con claridad desde el inicio “las directivas cuya presencia no podrían desconocerse, bajo el pretexto que el sujeto las aplicaría en el mejor de los casos sin pensar en ellas”. O sea: no podemos suponer que estas directivas serían aplicadas espontáneamente por ningún padre o pariente de nuestro analizante-niño. Debemos enunciarlas como parte de las consignas tendientes a constituir nuestro dispositivo de trabajo. Asumiendo que las mismas fueron claramente planteadas y aceptadas, si acaso en algún momento del recorrido resultaran olvidadas o transgredidas conviene retomarlas como modo de retomar la dirección del proceso de cura”

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