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Los niños no son adultos enanos:

Sobre el por qué los niños muy pequeños no pueden decidir

Últimamente, se escucha en algunos medios de comunicación que el niño debe ser quien decida. El niño decide: cuando dejar la teta, cuando dejar los pañales, cuando dejar la cama de sus padres, con quien de los padres estar (en caso de separación de ambos), etc.

Entonces, la teoría que aboga llamarse "crianza respetuosa" parece, superficialmente, mostrarse muy atenta al niño y a su deseo. Apoyando con fuerza todo lo mencionado anteriormente. [if !supportLineBreakNewLine] [endif]

Tomando a la teoría del apego con sus resultados y sin poder usarla adecuadamente la "crianza respetuosa" mira al niño como un adulto enano.

¿Por qué lo llamo adulto enano? Porque el niño es niño. No tiene ni la psiquis constituida como el adulto, ni su inteligencia, ni sus razonamientos.

El niño es un ser en constitución. Por lo cual, cualquier razonamiento desde la mirada del adulto será un razonamiento que puede llevar a cabo un adulto, no un niño.

¿Por qué un niño no puede decidir? ¿Desde cuándo puede decidir? ¿Qué puede decidir?

Para respondernos estos interrogantes es necesario hacernos otras preguntas: ¿Desde que edad un niño puede pensar? ¿Desde cuándo los humanos pensamos? [if !supportLineBreakNewLine] [endif]

Estas preguntas son fundamentales porque para poder decidir un ser humano tiene que:

1- Poder pensar

2- Poder reconocer lo que esta bien y lo que esta mal (teniendo en cuenta no sólo los deseos sino también pudiendo adecuarnos a las normas sociales).

3- Tener un sistema de comparación

Empecemos entonces por el primer punto.

¿Cuándo puede pensar un humano?

Los humanos podemos llevar a cabo la acción de pensamiento solo si tenemos lenguaje. Antes del lenguaje nuestros "pensamientos" eran solo imágenes. Imágenes imposibles de recordar porque solo podemos recordar aquello que podemos relatar con lenguaje. Tampoco por eso los humanos tienen recuerdos anteriores al acontecimiento del lenguaje.

Entonces un niño (que recién entre el año y medio y los dos años comienza a adquirir el lenguaje) primero debe adquirir el lenguaje para luego poder interiorizarlo.

Cuando comienzan a hablar dicen todas las cosas que se les ocurren, el niño no puede decidir NO decir algo. Porque el pensamiento aún no existe como tal, ni las barreras sociales que nos dicen que podemos decir o no, en determinada situación.

Por ello los niños nos maravillan con sus ocurrencias en sus primeros años de vida.

Acción posterior sucede cuando ese lenguaje se comienza a hacer interior. Se transforma en esa voz que los adultos escuchamos cuando pensamos.

Este proceso lleva tiempo. Si el niño esta estimulado y sus padres pueden rápidamente mostrarle la diferencia entre lo que sucede dentro y fuera de su cabeza estaríamos alrededor de los 3 años de edad.

Atendamos entonces ahora al segundo punto: ¿Cuándo un niño puede reconocer la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal?

Si un niño cuenta con cuidadores atentos este proceso tendrá sus primeros esbozos luego de sus 5 años aproximadamente. Antes que eso solo actúa por imitación de aquello que sus cuidadores le marcan que no puede, o no debe hacer. Luego de los 5 años esas pautas sociales de lo que se debe y lo que no, se internalizan.

Desde los primeros momentos los niños actúan de acuerdo a lo que les resulta placentero. No pueden saber si aquello que les da placer les hace mal.

Entonces, unos padres atentos podrán descubrir rápidamente que todo lo que sus hijos "quieren" no es justamente aquello que les hace bien.

Por ello, los padres desde el principio irán marcando a sus hijos "lo que está bien y lo que está mal", esas prohibiciones y permisos serán donde se construirán los pilares de la moral, la ética, las buenas costumbres, el respeto, etcétera.

Entonces, los padres debemos ir indicando a un niño lo que se puede y lo que no se puede. Así sea que en ocasiones el niño parezca sufrir estas decisiones paternas. Si el niño es dejado a sus propias elecciones será abandonado a sus propios placeres sin discernimiento. Estaremos dejando al niño la tarea que corresponde a los cuidadores. Entonces el niño se mostrará confundido, frustrado, enojado, triste o berrinchoso.

Por otro lado abordaremos la última cuestión que aborda que los niños no tienen un sistema de comparación. ¿Por qué no? Porque solo pueden basarse en cosas concretas y en lo que ven con sus ojos.

No en razones más profundas y abstractas, como las de un adulto. Incluso en cosas sencillas. Su pensamiento aún es concreto, porque su lenguaje es aún muy cercano a los objetos, a nombrar cosas cercanas y que ven a diario. Los niños no realizan pensamientos abstractos hasta los 11 o 12 años aproximadamente, edad de comienzo de la educación secundaria.

Veamos lo expresado con un ejemplo:

Un adulto cuando elige un par de zapatos o zapatillas las elegirá en primer momento en torno a algo social. Es decir, reconociendo lo que está bien y mal podrá pensar si las necesita para el trabajo, para salir, para correr o caminar.

Primero piensa y luego usa el sistema de reglas sociales con una constitución superior a los 5 años de edad.

Segundo, elegirá las que más le gusten y tendrá en cuenta muchas variables como nivel de confort al caminar, color, durabilidad, tamaño, etcétera.

Si un adulto no toma en cuenta por ejemplo el lugar para el que está destinado el uso de sus zapatillas se verá desubicado socialmente yendo con zapatillas fluorescentes a su oficina, por ejemplo.

Para ver como es que los niños aún no pueden decidir, solo debemos ver a un niño elegir un par de zapatillas para darnos cuenta la diferencia existente.

Un niño elegirá las zapatillas con luces, brillos o del dibujito que ve en la tv que más le gusta. Su pensamiento y elecciones son concretas y solo utilizan una variable sin pensar si eso es adecuado o no para el lugar, cuando les durará, y ni siquiera tendrán en cuenta el tamaño, ya que querrán llevar la zapatilla de todos modos así no haya de su talle.

Por ello es nuestro deber de padres ayudarlos y enseñarles a elegir de a poco. [if !supportLineBreakNewLine] [endif]

Se le dirá entonces "no hijo, ésta no podes porque es para el colegio y en el colegio solo permiten negras, blancas, etc" Entonces podrá elegir una de acuerdo a su entorno y a variables de color restringidas. Teniendo en cuenta lo que se puede y no se puede socialmente.

Luego de ello dirá: “Quiero estas” y el adulto se fijará si le entran o le aprietan, por cuanto tiempo deben durarle, etc, le enseñará entonces en ese momento todas estas cosas.

Este es un ejemplo de cómo se enseña a decidir a un niño. Los niños necesitan ser enseñados y guiados. Dejar a un niño "decidir" en realidad tendrá más que ver con lo que los padres permitan y lo que los niños sientan que sus padres quieren de ellos, más que con decisiones reales.

La teta, los pañales, la cama de los padres, se deja mucho antes de los 5 años que es cuando el niño se encuentra preparado a decidir.

Entonces como adultos no debemos abandonar al niño a sus propios placeres. A placeres que él no comprende, que no puede dominar porque no conoce otras cosas, lo estamos haciendo ser un adulto enano ( en ocasiones sin ser realmente conscientes de esto) y no un niño pequeño.

Dejar a un niño que elija antes de esta edad sin la guía es abandonar al niño a un placer desmedido, y los adultos conocemos ese placer desmedido con el nombre de sufrimiento.

No debemos olvidarnos que para aprender algo un niño necesita repetirlo una gran cantidad de veces, no bastará con una vez. Asimismo, es necesario que los cuidadores sean respetuosos con sus palabras, no manifiesten formas de maltrato verbal o físico y puedan esperar los tiempos de cada niño.

Es entonces obligación y deber de los padres tomar decisiones difíciles como por ejemplo cuando dejar la teta, cuando dejar los pañales, cuando dejar la cama de sus padres, con quien de los padres estar (en caso de separación de ambos), etc. Eso hace que el niño alivie su malestar aunque primeramente se muestre disconforme.

Es importante tener en cuenta que los tiempos en cada momento del desarrollo deben ser respetados, ni adelantados, ni atrasados en exceso, porque esto puede dar lugar a diversas problemáticas y sufrimientos en un niño. Esos sufrimientos lo observamos a través de estados de ánimos cambiantes, llantos, síntomas físicos recurrentes, hacerse pis, caca, no lograr aprender, etcétera.

Respetando nuestro lugar como adultos, respetando su lugar de niños, respetamos a nuestro hijo.

Prof./Lic. Karina Agüero

Psicopedagoga/ Psicoanalista

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