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En la enseñanza, ¿Solo con trasmitir conocimientos alcanza?

Sera un tema a tomar en cuenta en este escrito el que los temas aprendidos aisladamente, sin conexión con el resto de la experiencia adquirida, en muchos casos caen en el olvido.

Tomando los aportes de Edith Litwin, mencionare que el oficio de enseñar como práctica trasciende los niveles del sistema educativo.

Cabe entonces reflexionar sobre la escuela y la sociedad actual, así como también pensar como enriquecer, desde las propuestas pedagógicas de la escuela, a cada uno de los alumnos, creando un currículo más significativo para la vida de los jóvenes en sociedad.

De esta manera se hace necesario reconocer las historias y los contextos por los que atraviesan hoy niños y jóvenes, tales como circunstancias familiares, sociales y económicas.

Ello nos lleva a pensar en la realidad infantil, la cual se encuentra visiblemente alterada, ya que hoy por hoy el acceso de los niños a la información del mundo de los adultos alteró particularmente la infancia.

Existe toda una generación de chicos que están solos mucho tiempo en sus casas frente al televisor o la computadora y esto es una realidad cotidiana de la infancia de este siglo, la infancia tradicional se transformó en un tema de evocación y nostalgia.

Las escuelas, se transforman así en un ámbito más protector para los niños que en esa casa en la que están solos.

Además, se puede mencionar como el auge de la violencia, burlas y agresiones en clase, en los últimos tiempos, nos llevan a pensar en la necesidad de promover nuevas formas de convivencia en búsqueda de lograr que la escuela no deje de ser un espacio formativo para los estudiantes, pero favorecer la idea de compartir placenteramente el mismo construyendo un espacio de estudio y a la vez de entretenimiento.

Cabe decir que el desafío de la escuela hoy no es combatir la violencia, sino ayudar a prevenirla. Para ello las aulas deberían convertirse en espacios formativos y con esencia moral.

En este marco, algunas prácticas docentes, pueden colaborar en la construcción de un clima educativo y formativo que favorezca la buena convivencia.

Podemos encontrarnos o configurar ciertas enseñanzas implícitas que tienen que ver con el lugar que ocupa el maestro en relación a generar el clima de la clase y, como por ejemplo cuando una docente escucha sin juzgar los relatos de los alumnos en relación a las peleas acontecidas en el recreo. Se interpela si este lugar que no es de sanción, sino de comprensión y consideración de las dificultades acontecidas en el grupo, y si esto no ayudaría a generar entornos más acogedores para abordar los problemas del grupo de pares.

También se puede mencionar entre otros ejemplos de clima áulico, la creación de reglamentos con pautas de convivencia creados con la participación de los propios alumnos, o el análisis de las sanciones como herramientas formativas para llevar a cabo con los alumnos.

En cuanto a la falta de motivación y apatía de los alumnos, sean niños o adolescentes, es esta una gran preocupación de los docentes, ya que observan indiferencia frente a las diferentes propuestas de enseñanza.

Entonces podemos reflexionar como un objetivo de la educación actual el lograr activar el interés para seguir aprendiendo, con la suficiente fuerza como para que los alumnos disfruten y se emocionen.

Para ello es importante tomar en cuenta, la estrategia a utilizar para la comprensión del conocimiento, así como la edad, los intereses y el nivel socio-cultural de los alumnos.

Cuanto más complejo es el tema a enseñar, más requiere de una buena implementación de estrategias para alcanzar los objetivos.

Desde una mirada integradora entre lo psicológico y lo escolar, se podría coincidir en la necesidad de promover situaciones en las que los chicos hablen de sus sentimientos, analicen y tomen conciencia de sus acciones, las consecuencias de las mismas, el sentido de los actos y reconozcan sensiblemente las dificultades de los otros.

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